Si ya has cerrado tu lista de invitados, tienes fecha y lugar de celebración y te separan alrededor de tres meses del día de tu boda, es el momento elegir y distribuir las invitaciones. Se trata del primer contacto con tus amigos y familiares para compartir tu compromiso y debes transmitir todo tu cariño y alegría, porque será lo primero que conozcan, vean y palpen de tu enlace.
Hoy retomo esta sección para contarte cómo sería esta etapa de diseño y entrega de invitaciones para inspirarte en tu elección si yo fuera la novia.
Si la novia fuera yo… mis invitaciones serían lo más personalizadas posible. Estarían en consonancia con la temática y estación en la que celebraría mi boda, y seguirían la estética del resto de los elementos de papelería de la boda.
Si la novia fuera yo…aprovecharía para encargar a esa ilustradora que sigo con admiración en redes sociales un diseño exclusivo para mi enlace. Qué mejor momento que mi boda para tener una pequeña obra de arte.
Si la novia fuera yo… me perdería en los catálogos de las imprentas sintiendo las texturas de los papeles, la consistencia de las tarjetas y su olor único, hasta descubrir el mio.
Si la novia fuera yo… no me olvidaría de dar importancia al exterior y elegiría esos bellos sobres forrados con papel estampado a juego con el diseño de los tarjetones.
Si la novia fuera yo… me dejaría llevar por la tendencia actual y seríamos mi novio y yo los que encabezaríamos la invitación. Como cambian los tiempos, todavía tengo en mi memoria la invitación de mis padres en las que mis abuelos eran los que anunciaban el enlace de sus hijos.
Si la novia fuera yo…añadiría algún elemento extra eligiendo un papel perfumado o unas pequeñas flores preservadas. Un detalle único.
Si la novia fuera yo… eligiría una quote especial que refleje nuestra unión: una frase inspiradora, el extracto del diálogo de nuestra película, el estribillo de nuestra canción o un verso de un poema. Algo muy nuestro.
Si la novia fuera yo…disfrutaría escribiendo a mano con una caligrafía cuidada el nombre de cada invitado en el sobre antes de entregarla.
Si la novia fuera yo… daría en la invitación alguna pista del gran día como por ejemplo el dress code.
Si la novia fuera yo… no dejaría que mis amigos y familiares se pierdan y añadiría una tarjetita con el plano de acceso al lugar de celebración.
Si la novia fuera yo… crearía un hashtag para que sigan en redes sociales los avances y los preparativos, además de disfrutar de las fotos improvisadas que nos hagamos el gran día.
Si la novia fuera yo… pensaría en la ilusión con la que mi abuela recibirá la tarjeta y el mimo con el que la guardará en la caja de recuerdos familiares, donde atesora nuestros dibujos de la infancia, las postales del verano y las románticas cartas que mi abuelo le escribía cuando todavía eran novios.
… Y tú, ¿qué harías si fueras la novia?