Que levanten la mano todos los que no pueden vivir sin hacer listas, repasar tareas y supervisar la organización de su día a día.
Si eres una persona extremadamente organizada en lo cotidiano, es muy probable que uno de tus mayores temores en torno a la organización de tu boda sea que todo esté bajo control y salga según lo planeado.
Si, en cambio, eres de los que improvisan a cada paso… ¡puede que el día de la celebración de tu boda descubras la importancia de la planificación en la preparación de un gran evento!
Fotografía © Neima Pidal
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, una boda es un esquema complejo que se compone de muchos pequeños momentos y encontrar la forma de que todos sus detalles funcionen y se encadenen como los engranajes del mecanismo de un reloj es todo un arte.
Una buena planificación previa es, por lo tanto, fundamental para que cuando llegue el día B puedas estar tranquilo y contar con la garantía de que tanto tus invitados como vosotros disfrutaréis de una experiencia fantástica y memorable.
Si has decidido confiar la organización integral de nuestra boda a nuestro estudio, estás de enhorabuena, porque mi equipo y yo diseñaremos un cronograma con todos los momentos importantes que se irán sucediendo y -una vez sobre el terreno- coordinaremos todo el desarrollo de cada pequeña parte del enlace.
De este modo, tú podrás centrarte en lo importante, que es dejar que te embargue la emoción y aprovechar cada segundo de un día que no se repetirá.
Pero -por si acaso los nervios te juegan una mala pasada y sientes que necesitas comprobar que todo va bien- he preparado un pequeño guión para que te sirva de referencia: 8 momentos clave que te servirán de termómetro para tomar la temperatura a tu enlace y las señales que te ayudarán a saber que la tuya está siendo una boda 10.
Fotografía © Sara Frost
Los preparativos
La actitud con la que te enfrentes a esta primera etapa del día de la boda determinará en gran medida cómo te sientas el resto de la jornada y -aunque sé de sobra que los nervios tienen la mala costumbre de reclamar su cuota de protagonismo en este momento- mi consejo siempre es procurar disfrutarlos al máximo, porque son de los instantes más bonitos y de los que se recuerdan con más cariño.
Esta es una de las fases de un enlace en las que se hace más necesaria la labor de una wedding planner ya que, mientras vosotros os preparáis para acudir al lugar de la ceremonia, todo se pone en marcha para que comience el gran día.
Si no cuentas con esta figura en tu boda, asegúrate de que una o varias personas de tu confianza se encarguen de comprobar que invitados, fotógrafos y celebrante están listos antes de encaminarte al espacio de la celebración; cuando ellos te digan que está todo a punto ¡comienza la aventura!
La llegada a la ceremonia
Respira hondo, porque ha llegado la hora de la verdad.
Toda la gente que quieres está reunida y expectante, deseando verte, y tu única preocupación en este momento debe ser dejarte arropar por la ola de cariño que vas a sentir al caminar entre ellos. Si el grupo de música que habéis contratado no acierta con la canción de entrada o si el color de la alfombra no es exactamente el que tú esperabas, nadie se va a dar cuenta y será una pena que tú dejes que esos pequeños detalles te enturbien el ánimo.
Concéntrate en lo importante: ese guiño cómplice de tu pareja desde el otro extremo del pasillo y el temblor suave de la mano de tu padrino o madrina mientras te acompaña emocionado al altar; si ellos están a tu lado, todo irá bien.
El ‘Sí, quiero’
Equivocaciones al pronunciar los votos o novios incapaces de colocar la alianza en el dedo del otro son dos momentos clásicos que todos hemos presenciado en alguna boda, y ¿verdad que en cierto modo hasta resultaron simpáticos?
Es importante perder el miedo a estos pequeños contratiempos, porque este posiblemente sea el momento con más significado de todo el día de la boda y se merece que lo vivamos con la emoción -y no los nervios- a flor de piel.
Toma conciencia de las palabras que dices y pronúncialas convencido de su mensaje y aprieta fuerte esa mano que va a ser tu soporte desde ahora y para siempre.
Fotografía © Paula Furió
La sesión de fotos
Ya han pasado los nervios y llega la hora de disfrutar. Aprovechad este momento a solas para estar juntos, contáos las anécdotas que han ido surgiendo a lo largo del día, lo que os ha sorprendido, y relajad tensiones.
Las fotos más bonitas surgen cuando los novios se olvidan del fotógrafo y exprimen este cambio de escena como lo que es: un momento de pareja.
Confiad en el profesional que habéis contratado para que él o ella escoja los escenarios, la luz o para que improvise un plan B si de pronto llueve y – a partir de ahí- recreaos en el instante, que no exista nada más.
El almuerzo
Ya sea comida o cena, en esta parte de la boda sólo importa una cosa: que todos los asistentes al convite estén cómodos y disfruten de la comida, y eso os incluye a vosotros.
Planificad cuál de las pausas entre platos podéis dedicar a saludar a vuestros invitados o en qué momento se van a pronunciar los discursos si los hubiera y comunicádselo al personal de sala para que puedan estar atentos y asistiros en lo que necesitéis.
Así vosotros también os aseguraréis de que podréis comer con tranquilidad -¡aún queda mucho día por delante!- para reponer fuerzas, además de poder dedicar un tiempo a vuestros padres, amigos o testigos que os acompañan en la mesa presidencial.
La entrega del ramo
El momento más apropiado para las sorpresas es el de los postres.
Si tenéis pensado regalar el ramo de la novia, figuras de los novios o algún otro detalle que queráis acompañar de unas palabras o una canción especial, consultad con tiempo la disponibilidad de equipo de sonido e hilo musical y pedid que lo prueben antes del almuerzo.
En este tipo de momentos de la boda es importante también hacer partícipes a todos los presentes para que no desconecten del ambiente festivo, por eso es mucho mejor apostar por mensajes breves y concisos y procurar que el número de sorpresas no sea muy elevado.
Fotografía © JFK Imagen Social
El baile de los novios
Que la apertura del baile sea un éxito depende de dos ingredientes: este momento de la boda debe ser dulce y divertido a partes iguales.
Escoged una canción con significado para vosotros y bailadla como os pida el cuerpo, a veces un pequeño balanceo abrazados es mucho mejor que una gran coreografía, aparte de resultar mucho más íntimo y especial.
Para que justo después la fiesta comience por todo lo alto, consultad con vuestro DJ qué canción os recomienda lanzar tras el vals nupcial para que el enlace de las melodías sea natural y para que a todos los invitados -sin importar la edad- les apetezca ponerse a bailar.
La fiesta
Este último gran paso de una boda es, en realidad, un conjunto de puntos a tener en cuenta. Piensa que, aunque parezca que ya ha pasado todo, el baile ocupa un número importante de horas en las que es importante asegurarse de que todo sigue su curso.
Pacta previamente con el DJ el estilo de música que quieres que suene, confirma con el catering si va a servirse algún tipo de recena y en qué momento e informa de los horarios de los autobuses de regreso a tus invitados con antelación.
De este modo, cuando llegue la hora del baile, podrás dedicarte en cuerpo y alma a brindar y pasarlo bien.
Para terminar, te voy a contar un secreto: la mayoría de las veces lo que los novios recuerdan con más cariño de sus bodas son -precisamente- los momentos imprevistos que escapan a toda planificación.
Porque el sabor de una boda lo ponen las lágrimas de emoción de ese invitado que parecía asistir por compromiso, el discurso improvisado de tu hermano más tímido, el ramo que quedó olvidado en la habitación del hotel o el traspiés en el baile de los novios que sólo vosotros recordáis.
Habiendo cariño, emociones e ilusión, la vuestra será -sin duda- la boda perfecta.