Guía práctica para preparar la ceremonia de tu boda
Si en algo estaremos todos de acuerdo es en que celebrar una boda es una verdadera experiencia.
Pocas veces en la vida tenemos la oportunidad de poder invertir todo tipo de recursos y semejante volumen de ilusión en algo tan personal como el paso adelante que estamos dando en nuestra relación de pareja; por eso es normal que a menudo, llevados por la emoción, nos centremos en exceso en la parte más vistosa de los preparativos -la decoración, el viaje, los regalos…- y no prestemos la atención necesaria al núcleo del gran día: la ceremonia.
Hace tiempo compartí con vosotros algunas ideas para personalizar este momento y hacer que fuera aún más especial y emotivo, pero he pensado que quizá os resultara útil contar con una pequeña guía que os permita supervisar que tenéis todo bajo control para decir ‘Sí, quiero’ tal y como siempre lo habéis imaginado.
Mi consejo antes de que os pongáis manos a la obra con esta tarea es que la preparéis con tiempo y cariño, igual que estáis encarando el resto de preparativos, porque -aunque quizá ahora no os lo parezca- posiblemente vuestros recuerdos más entrañables se produzcan justo en ese ratito lleno de nervios y emoción.
Para empezar, dividiremos el proceso de preparación de la ceremonia en 3 grandes bloques y analizaremos qué aspectos no debemos pasar por alto en ningún caso, ¿comenzamos?
Fotografía © Patricia Semir
1. La logística
Del mismo modo que cuando vamos a cocinar nuestro plato favorito comprobamos que contamos con todos los ingredientes, con el menaje necesario para su elaboración e incluso con la vajilla adecuada para presentarlo, el primer paso para preparar la ceremonia será estudiar los condicionantes con que contamos para el desarrollo del acto.
Algunos aspectos que deberemos considerar con atención serán de índole práctica, como por ejemplo:
- El aforo del espacio en el que se llevará a cabo la ceremonia
- El número de asientos de que ésta dispone
- Las puertas o zonas de acceso
- La iluminación
- El tiempo material que necesitaremos para desarrollar el acto
- La necesidad y disponibilidad de microfonía para las intervenciones
- La posibilidad de incorporar piezas musicales, especialmente si serán en directo
Es aconsejable tomar nota de todos estos detalles con tiempo suficiente para poder buscar soluciones a los posibles inconvenientes que vayamos descubriendo.
2. La estructura y el guion
Una vez comprobado el terreno en que nos moveremos, llega el momento de componer el desarrollo de la ceremonia en sí misma.
Como suele decirse, ‘una buena casa se construye desde los cimientos’ lo que, aplicado a la celebración de una boda, podría traducirse por ‘una buena ceremonia se diseña desde la propia estructura del acto’.
Obviamente, algunos aspectos vendrán determinados por la naturaleza religiosa o civil de la boda, pero en líneas generales siempre encontraremos las siguientes partes diferenciadas:
- Llegada de los asistentes y contrayentes: recuerda que siempre deberían acceder al lugar de la celebración en primer lugar el oficiante, a continuación los invitados seguidos del novio y -por último- de la novia.
- Bienvenida: la persona que dirigirá el acto saluda a los asistentes, presenta a los novios y agradece la presencia de los invitados
- Motivaciones: el oficiante explica qué es lo que se celebra y qué significa para los novios su unión.
- Intervenciones: invitados y/o novios expresan su agradecimiento, sus buenos deseos para el futuro o aquellos otros mensajes que quieran hacer llegar a los asistentes.
- Consentimiento: tras exponerse los compromisos que adquieren al dar el paso de contraer matrimonio, los novios expresan su deseo y decisión de casarse.
- Despedida y firma del acta: la ceremonia se cierra con un saludo y a continuación novios y testigos firman el acta matrimonial. El lugar de la ceremonia se abandona en orden inverso al puesto en práctica a la entrada.
Si la vuestra va a ser una ceremonia civil, sobre esta estructura básica podéis ir haciendo las modificaciones que consideréis necesarias. Podéis adaptar el número de discursos de personas cercanas a los novios, escoger leer vuestros propios votos antes del consentimiento o apostar por recibir a vuestros invitados ya en el altar después de haber compartido un primer momento de intimidad a solas en el lugar de la ceremonia. Lo mejor de este tipo de enlaces es la flexibilidad que ofrecen a la hora de adaptarse a los deseos de los novios.
Tened en cuenta que la duración recomendable para una ceremonia civil es de unos 40 minutos, lo que equivaldría aproximadamente a 4 lecturas o 6 intervenciones cortas. Es importante no extender los tiempos para que todos los invitados puedan seguir cómodamente con atención la ceremonia.
Si, al contrario, la vuestra será una ceremonia religiosa, es interesante que sepáis que podéis escoger acompañar el rito del Matrimonio de una Eucaristía o prescindir de esta, lo que afectará a las partes que compondrán vuestra ceremonia. Lo habitual es que los puntos a desarrollar sean los que siguen:
- Saludo del sacerdote
- Monición de entrada (opcional)
- Primera lectura
- Segunda lectura
- Salmo
- Evangelio
- Homilía
- Rito del matrimonio: se compone a su vez de monición, escrutinio y consentimiento
- Bendición e intercambio de arras y alianzas
- Peticiones
- Comunión
- Bendición nupcial
- Padrenuestro
- Acción de gracias
- Monición de salida (opcional)
- Bendición final
Este modelo de ceremonia habitualmente ocupará 1 hora aproximadamente, que se extenderá si se incluyen ritos opcionales como el de la velación.
Una vez estén claros todos estos detalles, habrá llegado el momento de ordenar la información en un guion.
Lo mejor será recoger por escrito de forma minuciosa el desarrollo completo del acto punto por punto: hora de inicio, duración estimada de cada parte, personas que intervendrán y una copia de sus intervenciones, piezas musicales que acompañarán cada momento…
Si os apetece, podéis imprimir un par de copias del documento completo para que el oficiante y alguna persona de vuestra confianza lo tengan como referencia durante el acto por si surgen dudas y de forma complementaria elaborar una versión reducida -que incluya, por ejemplo, los textos que se leerán y los nombres de las piezas musicales que habéis elegido- para que todos los asistentes puedan seguir el desarrollo de la ceremonia y conservarlo como recuerdo.
Fotografía © Pablo Laguía
3. Los participantes
Las personas que intervendrán en vuestra ceremonia son una pieza fundamental de cuya participación dependerá en gran medida el tono y carácter que esta adquirirá al llevarse a cabo.
Por norma general, en una boda contaremos con la presencia de:
- El oficiante: En las ceremonias católicas el sacramento del Matrimonio lo administran los propios contrayentes recibiéndolo uno del otro, pero la ceremonia que acoge el rito que lo enmarca está dirigida siempre por un sacerdote, que puede ser o no el párroco de la iglesia donde se celebra la boda. Si tenéis intención de que sea un sacerdote familiar que conocéis personalmente quien os case, es imprescindible que habléis en primer lugar con el párroco local para acordar con él cómo llevaréis a cabo vuestro enlace. En ceremonias civiles tendréis que valorar en primer lugar si es posible hacer coincidir la celebración legal de vuestro matrimonio -en cuyo caso es imprescindible contar con la presencia de una persona con potestad para ello (alcaldes, concejales, jueces o notarios) y que puede exigir celebrar el acto en los espacios propios de las entidades que representa (ayuntamientos, juzgados o notarías)- o si por el contrario llevaréis a cabo los trámites burocráticos con antelación para que vuestra boda la oficie bien un maestro de ceremonias profesional o un familiar o amigo. En cualquier caso, sea quien sea quien se encargue de esta tarea, es importante que habléis previamente con el oficiante para aseguraros de sentir cierta afinidad con la persona seleccionada y para hacerle entender perfectamente qué pretendéis con vuestra ceremonia.
- Los lectores: Lo habitual es que en toda boda algunos amigos o familiares asuman la responsabilidad de leer públicamente pasajes de la Biblia, extractos de obras reconocidas, poemas e incluso pequeños discursos personales. Solicitar a tus invitados que participen de este modo en tu ceremonia es un honor, pero también puede ser un compromiso para aquellos menos habituados a enfrentarse a un micrófono; lo mejor será reunirte con aquellos que contarán con una intervención en la ceremonia y facilitarles con antelación aquello que tendrán que leer para que puedan prepararlo y sentirse cómodos cuando llegue su momento. Si van a redactar su propia intervención, es bueno ponerse de acuerdo en qué os gustaría que expresaran con sus palabras para no llevaros sorpresas; podéis coger algunas ideas de esta entrada en la que comentábamos cómo preparar un buen discurso de boda.
- Los testigos: Como ya sabéis, entre todos vuestros invitados al menos dos tendrán un papel especial porque con su firma certificarán la veracidad de vuestro enlace. Su participación en la ceremonia puede limitarse a firmar el acta matrimonial al final del acto o podéis aprovechar su lugar destacado para otorgarles otras funciones como la preparación de una pequeña acción de gracias o un brindis breve en el convite.
Además de todos ellos, obviamente vosotros también tenéis mucho que decir. Si os apetece intervenir de forma directa dirigiendo unas palabras a los asistentes, podéis hacerlo tanto de manera individual como en pareja, preferiblemente al final del acto.
Otro detalle a tener en cuenta es que, si vais a contar con la participación de niños de algún modo -realizando alguna lectura, portando los anillos…- deberéis plantearos qué dificultades pueden encontrar: un taburete para compensar su estatura al acceder al micrófono o un plan B para situaciones imprevistas de nervios o timidez que les lleven a abandonar su puesto nunca están de más.
Fotografía © Paula G. Furió