Cuenta una antigua leyenda oriental que las personas destinadas a encontrarse están conectadas entre sí por un hilo rojo que está atado a su dedo meñique y que nunca se desprende.
Este hilo nunca desaparece, nos acompañará siempre y está con cada uno de nosotros desde el nacimiento.
No importa las vueltas que de la vida o lo que se enrede el hilo… porque este hilo rojo une a las personas destinadas a conocerse. Es el hilo rojo del destino.
Tampoco importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito para manteros unidos, pero nunca se romperá.
Creo que así es como se sienten mis novios.
Tras más de 5 años dedicándome a la planificación y organización de bodas me sigue emocionando ese instante en el que el novio ve por primera vez a la novia con su vestido y sabe, sin atisbo de duda, que ella es su destino, que están unidos por un hilo rojo invisible para todo el mundo, excepto para ellos.
Por eso, en cada una de mis bodas, busco esos lazos, esos hilos rojos que nos unen y que nos conectan.
Como el que une a una abuela con su nieta cuando aprieta fuerte su mano momentos antes de que se vista.
O el que conecta a ese padre mientras acompaña orgulloso a su hija al altar.
Ese hilo rojo que vincula a esas amigas de la infancia que siguen juntas y unidas contra viento y marea y que celebran la felicidad de su leal compañera como que fuera propia.

O el lazo que surge cuando una madre intenta dejar la timidez a un lado para decirles a los novios todo lo que significan para ella y todo lo bueno que les desea.

Ese hilo rojo que aún se hace más fuerte durante el baile, cuando los novios sólo tienen ojos el uno para el otro.

También creo que estoy unida, de alguna manera muy especial, a todos mis novios.
A nosotros también nos une ese hilo rojo. Un hilo que nunca desaparece y permanece constantemente atado a pesar del tiempo y la distancia y que me hace sonreír al recordar cada uno de los enlaces.
¿Y por qué el hilo rojo está colocado en el meñique? Porque en el meñique tenemos la arteria ulnar que enlaza directamente con el corazón.