La vuelta al mundo en 80 bodas
Muchas veces me preguntan por qué decidí convertirme en wedding planner, y la respuesta es muy simple: porque me apasionan las bodas.
Me encanta la idea de que apostar por el amor se merece una gran fiesta, me gusta su lenguaje simbólico anclado en la tradición y me fascina la posibilidad que ofrecen de convertirlas en algo propio, que hable a los tuyos de ti.
Uno de los aspectos que han despertado mi curiosidad desde siempre es cómo cada territorio y cultura transmite su manera de entender el amor y el compromiso a través de sus ritos nupciales y, por eso, hace un tiempo ya compartí con vosotros el significado que esconden algunos de los elementos más comunes en las bodas occidentales, pero ¿os habéis preguntado alguna vez cuáles son las costumbres más curiosas en torno a las bodas en otros lugares del mundo?
Como imaginaréis, la diversidad de ritos nupciales más allá de nuestras fronteras es infinita y -parafraseando a Julio Verne- sería posible dar la vuelta la mundo en 80 bodas, pero hoy me gustaría descubriros una selección de 10 costumbres poco conocidas que -quién sabe- pueden serviros de inspiración si buscáis que la vuestra sea una boda fuera de lo común.
Fotografía © Paula G. Furió
1. Hupah
¿Te has preguntado alguna vez por qué incluso en las ceremonias civiles al aire libre es habitual que los novios se sitúen bajo un arco o un pequeño toldo? Esta costumbre tiene su origen en la hupah judía, un palio nupcial compuesto de un tejido y cuatro postes que simboliza el hogar que la nueva pareja compartirá a partir de ese momento.
Las comunidades judías más ortodoxas exigen que la tela que se utilice en la hupah sea un velo o chal de oración, lo que vincula estrechamente esta tradición con otro rito -en este caso católico- muy común en el sur de España: la velación, en el que las madres de los novios cubren la cabeza y los hombros de estos con un velo mientras el sacerdote recita una oración especial simbolizando el vínculo especial que los une y pidiendo por la protección del nuevo matrimonio.
2. San-san-kudo
En Japón una gran parte de las parejas contrae matrimonio por el rito sintoísta.
Esta religión basa sus creencias en la veneración por los espíritus de la naturaleza a los que se respeta e invoca para pedir su protección y esto es precisamente lo que se hace en una de las partes más importantes de la ceremonia del matrimonio: los novios -él con un kimono negro y ella con un kimono blanco y un llamativo tocado del mismo color- son purificados y a continuación se les ofrecen tres pequeñas copas de shake que representan el cuerpo, la mente y el espíritu.
San-san-kudo significa literalmente tres-tres-nueve y ese es el número de veces que los novios beben de estas copas para que las deidades les ayuden a que la suya sea una unión favorable y fructífera en esos tres aspectos de su relación.
3. Handfasting
Los antiguos celtas son una de las culturas más ricas en mitos, leyendas y tradiciones y -como no podía ser de otro modo- sus rituales nupciales están cargados de simbolismo y magia.
Entre otras muchas costumbres, el rito celta incluía el handfasting o unión de manos: los novios entrelazaban sus manos -derecha con derecha e izquierda con izquierda- para formar un símbolo de infinito y el druida que oficiaba la ceremonia anudaba una cinta o cordel en torno a ellas para asegurar y reforzar ese vínculo.
Es bastante posible que éste sea el origen de la expresión ‘to tie the knot‘ (atar el nudo) que en inglés coloquial se utiliza para referirse a dar el paso de contraer matrimonio.
Otro detalle curioso respecto al handfasting es que este tipo de matrimonio era de tipo provisional: los novios se casaban durante un año para favorecer la posibilidad de que -en caso de que el hombre fuera a la guerra y se ausentara del hogar- la mujer pudiera casarse con otro hombre que le asegurara un hogar y cuidado. Pasado un año y un día, el matrimonio se consideraba consolidado y definitivo.
4. Servinacuy
Otro pueblo con costumbres propias muy arraigadas fue la civilización inca, que dominó Perú hasta su colonización por Pizarro y sus hombres en torno a 1530.
Los incas llevaban a cabo una práctica curiosamente moderna: la convivencia previa al matrimonio. A esta unión de prueba la denominaban servinacuy y daba comienzo con la solicitud del novio a la familia de la novia de ésta como esposa y finalizaba entre 6 meses y hasta 3 años después, bien con una ceremonia nupcial en presencia de familiares y amigos, o bien con la devolución de la novia a su hogar familiar sin que se considerara que había existido un vínculo entre ninguno de los dos ‘esposos en prácticas’.
Fotografía © Lorena San José
5. Tamadá
Si tienes un amigo que siempre es el alma de la fiesta y que en cualquier celebración se hace con un micrófono por arte de magia para animar el ambiente con chistes, bromas y canciones, tienes un puesto para él en tu boda.
El tamadá es una figura popular en las bodas rusas que está a caballo entre un maestro de ceremonias y un animador. Su función es organizar juegos, concursos, bailes y otras diversiones para los invitados durante el banquete y el baile y su presencia se considera imprescindible en cualquier celebración.
6. Koufeta
Las bodas griegas cuentan con un número importante de tradiciones relacionadas con el dulce.
Para invocar los buenos momentos, las novias griegas suelen llevar consigo un pequeño paquete con azúcar y además es tradición entregar como regalo a los invitados koufeta. Esta golosina es el equivalente a nuestra peladillas: almendras confitadas con azúcar o caramelo que representan la abundancia y la buena suerte.
7. Sto-lat
Esta expresión polaca significa ‘Cien años’ y da nombre a una canción popular que se utiliza para desear prosperidad y una larga vida a una persona o -en el caso de las bodas- a la pareja que contrae matrimonio.
En Polonia se entona en todo tipo de celebraciones familiares como cumpleaños o aniversarios pero también en las bodas y -si asistes a un enlace polaco- es muy probable que la escuches en el momento de entrada de los novios en el comedor del almuerzo, donde los padres de ambos los estarán esperando con una bandeja en la que les ofrecerán pan, sal y dos vasitos: uno con agua y otro con vodka.
Nadie puede entrar en el recinto hasta que lo hagan los novios y estos deben tomar antes de acceder al salón las ofrendas de sus padres, que simbolizan la prosperidad. Después escogen uno de los dos vasos y lo beben de un trago: se cree que aquel de los dos que escoja el vaso con vodka será quien lleve las riendas en la relación.
Fotografía © Paula G. Furió
8. … and a penny in her shoe.
Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, algo azul… y una monedita en tu zapato.
¿Sabías que esta costumbre tan extendida en todas las bodas occidentales realmente incluye esta coletilla final?
Las novias británicas siguen manteniendo la tradición -que tiene origen en una rima popular de la era victoriana- de atraer la buena suerte portando todos los elementos mencionados el día de su boda.
Something old (algo viejo) para que no olviden de dónde vienen y su vida anterior, something new (algo nuevo) para representar la nueva etapa que inician en su camino, something borrowed (algo prestado) por una mujer casada y feliz para contagiarse de la prosperidad de su matrimonio, something blue (algo azul) para garantizar la fidelidad de su amor, and a penny in her shoe (y una moneda en el zapato) para que cada paso que den esté lleno de fortuna material e inmaterial.
9. Il letto
En la región sur de Italia se conserva una costumbre previa al matrimonio bastante peculiar.
Los amigos y familia de los novios les hacen -literalmente- la cama el día antes de su boda. Todos los allegados se reúnen en casa de los novios para preparar con cuidado no sólo el lecho nupcial sino toda la habitación llenándola de dulces, dinero y regalos que los novios disfrutarán en su noche de bodas y que -se cree- les ayudará a que su matrimonio esté repleto de momentos dulces y buena suerte.
10. Alfileres
¿Alguna vez has asistido a una boda y te han regalado un alfiler? Aunque de un tiempo a esta parte esta costumbre ha caído en desuso, los alfileres de boda han sido un clásico en los enlaces españoles durante años y años.
El origen de esta tradición lo encontramos en Toledo, donde existe la costumbre de que las jóvenes solteras echen alfileres a la imagen de la Virgen Dolorosa de la calle Alfileritos para encontrar el amor. Según la leyenda, la Virgen -con el corazón atravesado por siete espadas- se compadece del sufrimiento de las muchachas y les ayuda a cumplir su deseo de desposarse si éstas le demuestran su pena pinchándose el dedo con un alfiler que le entregarán como ofrenda.
En recuerdo de este favor de la Virgen, se suelen repartir alfileres entre las invitadas que se prenderán de su vestido: a las casadas se les colocará con la cabeza apuntando hacia arriba para evitar que se pierdan y que así su amor perdure, mientras que a las solteras se les colocará apuntando hacia abajo, pues se cree que quien antes lo pierda será la siguiente en pasar por el altar.