Hace no tanto tiempo, una boda era simplemente eso: una boda. Las parejas se casaban y celebraban su matrimonio invitando a un almuerzo a la gente más cercana.
Que el sector nupcial ha evolucionado – y mucho- en los últimos años, es un secreto a voces, y si has llegado hasta aquí es porque ya sabes que celebrar tu matrimonio hoy en día también supone la oportunidad de organizar un evento personal, cuidado y con carácter propio.
Una de las partes más apasionantes del trabajo de wedding planner es dar con ese elemento que será la columna vertebral de la decoración, la papelería e incluso el menú de una boda. Porque, para encontrar el matiz que hará especial y personal un enlace, hay que dedicar tiempo y cariño a la tarea de conocer a los novios y el trato de tú a tú es la parte más bonita de nuestro trabajo.
De todos modos, podría decir que es casi aún más genial y estimulante cuando se da el caso contrario y llegáis a nuestro estudio sabiendo muy bien cuál queréis que sea el hilo conductor de vuestro enlace pero sin encontrar la manera de darle forma e integrarlo en un evento que no deja de tener sus propias normas.
¿Cómo hacer que una boda temática resulte elegante? ¿Cualquier idea vale para ser la inspiración de una boda? ¿Qué elementos se prestan con más facilidad para hacer reconocible el tema en torno a que queremos que todo gire?
Si tenéis claro el concepto que queréis que marque el carácter de vuestro gran día, ya habéis recorrido la mitad del camino. Ahora sólo tenéis que tomar nota de los puntos que yo nunca pierdo de vista cuando planteo el tema de una boda.
Fotografía © Elena Bau
La pauta a seguir la marca el corazón.
Cuando escojamos nuestro tema debemos asegurarnos de que realmente tiene un significado especial para nosotros, porque casi cualquier elemento es apto para ambientar una boda, pero nos será más fácil encajar las piezas si todas ellas nos hablan en nuestro propio lenguaje. Vuestro amor por el mundo del vino, las materias que estudiasteis juntos en la facultad o los pueblos que rodean el lugar donde os prometisteis pueden ser hilos conductores ideales y os darán mucho más juego que otros temas de moda pero menos significativos para vosotros como el estilo rústico o la estética vintage.
Fotografía © Patricia Semir
Prometo amar y respetar el momento del ‘Sí, quiero’.
En otras entradas del blog hemos explicado la importancia de prestar atención a la ceremonia, y es que -por muy divertido que sea convertir nuestro enlace en una experiencia global- nunca debemos perder de vista que no sólo estamos organizando una fiesta sino la celebración de un momento importante de compromiso el uno con el otro. Podemos introducir pequeños detalles que relacionen el momento de la ceremonia con la temática de la boda -como por ejemplo utilizando una versión instrumental de alguna pieza de la banda sonora de nuestra película favorita para ambientar la entrada de los novios- pero siempre respetando la solemnidad de este momento.
Fotografía © Pelillos de Ratón
Siempre es mejor sugerir que enseñar.
El gran riesgo de organizar una boda con una temática muy determinante -como por ejemplo una boda medieval, una boda de Star Wars o una boda del mundo del circo- es dejarse llevar por la emoción y querer reproducir cada detalle de ese universo que nos apasiona en todo lo que rodea a nuestro enlace. El exceso nunca es buen consejero y podemos llegar al punto de que el foco de atención no sean los novios sino la decoración y los detalles, de tal manera que en lugar de una boda nuestros invitados tengan la sensación de asistir a una convención de fans o un parque temático. Mi consejo es limitar los elementos de inspiración y escoger aquellos que nos ayuden a generar una atmósfera sugerente pero sin llegar a lo evidente y que transporte a los invitados al lugar que queremos emular sin ser demasiado obvios.
Fotografía © Casilda de la Pisa
Una fiesta para todos
Otro aspecto importante que no debemos olvidar es procurar integrar a todos nuestros invitados por igual en nuestra temática. Quizá nuestros amigos conozcan tan bien como nosotros el mundo de El Señor de los Anillos o nuestra familia se sepa de principio a fin los nombres de las plantas que crecen en la finca familiar, pero si buscamos la manera de explicar a quienes se encuentren algo más perdidos por qué hemos escogido ese elemento como hilo conductor, todos se sentirán partícipes de la temática y disfrutarán mucho más de los detalles que hemos preparado con tanto cariño.
Fotografía © Pipi Hormaechea
Una temática general funciona mejor que una específica.
A veces el problema es que queremos centrar la inspiración de nuestra boda en un tema tan concreto que no sabemos como podemos incorporarlo a una o varias partes de nuestro enlace. Si por ejemplo somos fanáticos de las películas deEl Padrino, quizá sea más sencillo trabajar sobre la idea de una boda ambientada en Sicilia en lugar de tratar de representar el mundo de la mafia: centros de mesa con flores y frutas, un menú inspirado en la gastronomía de esta región de Italia y un punto barroco en los estilismos de novios e invitados serán suficientes para trasladarnos a la trilogía de Coppola,
Fotografía © Estudio Dita
Pequeños guiños arrancan grandes sonrisas.
Mi último consejo es que incorporéis algún elemento relacionado con la temática de la boda a vuestro estilismo; algo pequeño y no muy evidente que sólo vuestra pareja y quienes mejor os conocen puedan identificar. Escoger ese detalle será un momento muy especial de los preparativos que recordaréis con cariño y seguramente será fruto de alguna lágrima de emoción.
